Bambi es un libro encantador, no solo para los niños, sino también para aquéllos que ya no tienen la dicha de serlo. No creo que exista ningún cuento de animales que pueda compararse con éste, verdadero estudio de la vida de un ciervo, que se caracteriza por lo profundo de sus observaciones y por su veracidad. Félix Salten es un poeta. Siente intensamente la naturaleza, y ama a los animales. El verdadero triunfo de esta obra consiste en que a través de la conversación, entre los animales, uno descubre las verdaderas sensaciones de los que hablan. Claro y luminoso, y a veces intensamente emotivo, puede considerarse a “Bambi” como una pequeña obra maestra.

John Galsworthy

Una escenografía inspirada, al igual que el conjunto de la obra, en la Cultura Oriental. Mediante la técnica del “Kirigami”, papel recortado, se representa el bosque, y mediante la luz se consigue establecer momentos como: el día y la noche; las estaciones del año; o el bosque incendiado.

Las marionetas gigantes, de algunos de los personajes, entre ellos BAMBI, están inspiradas en el “Bunraku”, títeres y marionetas de tamaño real, una de las ancestrales manifestaciones Teatrales niponas. 

El vestuario de los manipuladores, y de los diferentes personajes, están inspirados en el “Kimono” y las “Artes Marciales”.

Nara, el nombre que le damos al padre de Bambi, ciervo Príncipe del Bosque, es un nuevo guiño a Japón, “Nara” es una ciudad de Japón, en la que los ciervos están considerados como animal sagrado y son venerados.

Y por qué no, recordar que el dibujante de Bambi en la película de Disney era Chino.

Entre los diferentes mensajes que se quieren transmitir desde este espectáculo, destacar, desde la reflexión de los personajes, la importancia de cuidar, y proteger los ecosistemas, como principal pilar en la lucha contra el cambio climático.